Es poco alentador creer que en una ciudad pequeña como San Salvador de Jujuy sus pobladores aprendan, algún día, a reconocer los residuos para clasificarlos, y así disponerlos o donde disponerlos. Por otra parte no existe la voluntad política de generar el interés por la clasificación, ni siquiera por quienes son los encargados de la recolección.
Entonces viene la duda, si un vecino genera escombros o restos de poda, que en ocasiones son grandes volúmenes, ¿Dónde los pongo? Y, lo mejor es sacarlos a la calle en horas de la noche o la madrugada, cuando nadie los vea. Y así empieza, esa mala costumbre de arrojar más y más residuos, por el mismo vecino u otros vecinos, que también “colaboran” con el pequeño vertedero, desafiando los amagues de la Municipalidad de multar a quien o quienes tengan estas conductas.
Y cuando te das cuenta, ya no solo hay ramas y bolsas con césped. Ya hay escombros, cajas de cartón, papeles de diario y oficina, ropa y calzado, algo de poliestireno expandido o telgopor de algún embalaje de un TV LED UHD 52 pulgadas de última generación. También nunca faltan los desperdicios de aquel vecino que se hartó de guardar esa vieja computadora con sus cajas de diskettes o CDs, que ya quedaron obsoletos. Monitor, CPU y teclado a la calle junto con uno que otro electrodoméstico que heredó de su mamá o su abuela y también ya no funcionan como ese televisor blanco y negro que estaba en un rincón en la cochera. Ya que estamos también ese colchón que nadie usa y ocupa espacio, igual que el viejo escritorio y las sillas que se desoldaron y no pudieron llevar a reparar. En fin, en estos pequeños vertederos temporales o microbasurales, se puede encontrar de todo y todo empezó por unas ramas, unos ladrillos o restos de mampostería. Pero bueno, esa vieja costumbre de llevar a cualquier baldío, esquina o vereda, los desperdicios y hacerse el distraído está bien marcada en esta sociedad. Aunque muchos lo hacen, aun sabiendo que cuentan con una empresa recolectora de residuos o Higiene Urbana del Municipio (según el barrio) que son quienes recogen, transportan y disponen los residuos sólidos urbanos (RSU).
Ah, me olvidaba de la señora que sale a barrer la vereda todas las mañana y que no está muy de acuerdo con estas prácticas, busca unos cajones de madera y esas cartillas de cosméticos que juntaba para su nietita más hojarasca y les prende fuego.

